Diversidad y Unidad: concebir la dialógica de lo uno múltiple
Reflexiones para aportar a la construcción de un nuevo mundo
Sabemos que existe una infinita diversidad biológica sobre el planeta tierra. Como lo afirma Edgar Morin, bacterias, virus, vegetales, animales, y cuanto más complejas son las especies animales, más se diversifican sus individuos, llevando cada uno rasgos anatómicos, fisiológicos, afectivos, psicológicos singulares.
La diversidad cultural también es una evidencia si observamos, por ejemplo, las diferentes concepciones del mundo, los mitos, los ritos sagrados y profanos, entre ellos los ritos de cortesía, las prácticas, los tabúes, la gastronomía, los cantos, las artes, las leyendas, las creencias, el diagnóstico y el remedio a las enfermedades, entre otros (Morin, E.).
También hay grandes diversidades somáticas, según la herencia genética y la herencia étnica, la alimentación recibida en la infancia, las prescripciones y tabúes alimentarios, la idiosincrasia de cada cual (Morin, E.). Factores como la geografía y el clima contribuyen y enriquecen aún más esta diversidad. Hay mezcla genética, desde aquellos tiempos en los que la prohibición del incesto y el principio de exogamia han regulado las relaciones humanas.
Todavía mayores que las físicas son las diversidades psicológicas: personalidades, caracteres, temperamentos, sensibilidades, humores son de una variedad innumerable (Morin, E.). La diversidad de los modos y combinaciones de pensamientos lógicos, intuitivos y analógicos, es realmente inconmensurable. Estos modos y combinaciones de pensamientos construyen conciencias múltiples y cambiantes, las cuales son a su vez diversamente ecologizadas, sociologizadas, historizadas.
Diversidad. Por todos los rincones de la complejidad bio-antropo-socio-histórica humana, encontramos diversidad.
Ahora bien, un creciente uso del término diversidad radica en cierta indefinición que resulta abstracta, aún cuando intensiva, imprecisa, y puesta al servicio de sutiles recursos discursivos, generalmente vacíos de contenido crítico. Es de sospechar que enmascaran, bajo esta indefinición, rígidos antropocentrismos, etnocentrismos, socio-centrismos. Esta abstracción e imprecisión del término se manifiesta así en una eficaz designación de diversidades en catálogos. Encontramos así las nuevas viejas clasificaciones que nombran, que deciden sobre la vida de otros, que favorecen la reproducción sistemática de discursos y prácticas discriminatorias, y que vulneran los derechos humanos más fundamentales.
Así, bajo la bandera de la diversidad, cualquier otro u otros que no respondan a cierto conjunto de expectativas (por supuesto, expectativas hegemónicas y legitimadas), pasan a engrosar el listado de diversos a quienes hay que tolerar. Incluidas en tales términos, las diversidades quedan recluidas en la exclusión.
Es necesario, por el contrario, que la palabra diversidad nos permita poner en cuestión y deconstruir aquellos discursos abstractos, reduccionistas y simplificadores acerca de toda otredad.
Además, es evidente que cada uno de nosotros, cada ser humano, se experimenta como ser singular, vive sus propias experiencias. Cada ser humano se reconoce como una unidad y, como enfatiza Morin, esta subjetividad singular, que diferencia a cada uno del otro, es común a todos. Independientemente de la diversidad en sus manifestaciones y expresiones, es esta una primera unidad distinguible: la unidad humana genérica.
La organización básica de las funciones cerebrales es común. La aptitud para hablar el lenguaje de doble articulación[i], más allá de la riquísima diversidad de lenguas, constituye también un rasgo unitario de nuestra especie.
Estudios de etología infantil nos muestran que el bebé sonríe y llora por sí mismo; se han reconocido una serie de reflejos básicos comunes. Existe, por naturaleza, el sentido de la intersubjetividad y de la comunicación (Morin, E.). Por supuesto, las culturas modulan, inhiben, inducen, estimulan, reprimen las expresiones de las emociones humanas. Pero la universalidad de lo que manifiesta alegría, placer, felicidad, diversión, tristeza, dolor, testimonia la unidad afectiva del género humano (Morin, E.).
Sin embargo, la unidad sin reconocimiento de la diversidad nos conduce al fundamentalismo, al totalitarismo, al absolutismo. La historia y nuestra triste realidad nos dan cuenta de ello. Aún como especie unificada, no logramos reconocer seriamente que sin diversidad bio-antropo-psico-socio-cultural-ecológica, no sólo no podemos subsistir, sino que estamos destruyendo toda vida a nuestro paso.
Es decir, en todo organismo vivo, diversidad y unidad constituyen un bucle recursivo, en donde los efectos retroactúan sobre las causas, donde los productos son en sí mismos productores de aquello que los produce.
Como enfatiza Morin, hay que evitar que la unidad desaparezca cuando las diversidades aparecen, que las diversidades desaparezcan cuando las unidades aparecen.
La dificultad y el desafío se nos muestra: concebir la unidad de lo múltiple, la multiplicidad de lo uno; las diferencias y las semejanzas; la dialógica de ciertos polos que no sólo son opuestos, sino también complementarios, concurrentes, y antagonistas entre sí, en constante retroalimentación, constitutivos de fenómenos complejos.
En la comprensión de la complejidad dialógica diversidad – unidad, germina la acción posible y revolucionaria del reconocimiento del otro como un auténtico otro en convivencia. La construcción de conciencias para un nuevo mundo de todos, para todos.
Matías Jaimovich, sobre ideas de Edgar Morin acerca de la diversidad y unidad, y fruto de extensas conversaciones con Gonzalo Montiel.
Fuentes:
· Morin, E. (2003): El método V - la humanidad de la humanidad. Cátedra, Madrid.
· Jaimovich, M. y Montiel, G. (2007): Japón, a través del espejo. Tesis de Grado, Facultad de Psicología, UNC.
[i] La doble articulación es un aspecto de la articulación lingüística consistente en la emisión de signos con significado (palabras u oraciones) mediante la emisión de unidades que en sí mismas carecen de significado (alófonos o fonemas). (http://www.es.wikipedia.org).
3 comentarios:
lo escrito, es fundamental, profundo y valioso, son vedades inngegables. tambien es cirto que hay fuerzas psicologicas , sociales, biologicas y hasta fisiológicas que se cristalizan como un rechazo a lo diferente. El "entendimiento" de estas fuerzas no permitiran reconocer el alcance verdadero y la razon evolutiva de los fenomenos de "Unidad" y "discriminación". sin embargo en un plano mas cotidiano merece un analisis la facilidad con la que se relacionan los conceptos de "uniad" "discriminación " y "miedo" ,en un sentido amplio, en el individuo, y la sociedad.
Un gran Abrazo. quebueno es encontrar gente que piensa y siente autenticamente.
Eduardo Benavidez
donde dice "no permitira" debe decir "nos permitira"
Si, resulta sumamente interesante la cuestión de estas "fuerzas" que se cristalizan como rechazo a lo diferente por cuanto nos obligan a revisar todo un sistema perceptivo, sensitivo, reflexivo, que en su conjunto pareciera acondicionado para rechazar toda diferencia a través de, y principalmente, el mecanismo del temor (miedos aprendidos)... también es interesante poner atención en cierta automatización de los prejuicios como medios de evitación ante el temor a lo desconocido... ¿no?
Otro abrazo, y gracias por compartir reflexiones...
Matías Jaimovich
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